Literaria Hispanoamericana
lunes, 8 de diciembre de 2008
El teatro hispanoamericano
Los hispanoamericanos no tenemos nada que envidiarle a ninguna otra cultura cuando se habla del teatro. Desde las culturas indígenas, es que datan los orígenes de nuestro teatro. Incluso hay textos de origen indígena que no tienen nada que envidiarles a los creados por los autores de las tragedias griegas. Es increíble que así de grande e imponente sea nuestro teatro. Incluso muchos países hispanoamericanos han sido cuna de grandes dramaturgos que han dejado su huella ante el teatro universal. Pero lo que más nos debe llenar de orgullo es que el teatro hispanoamericano sea considerado el poseedor de la mayor diversidad que se haya producido en el teatro de todo el mundo.
El matadero, la decadencia social-política en letras
En la obra de Esteban Echeverría, se presenta cómo el fanatismo es capaz de evocar lo peor de los seres humanos. En el caso de El Matadero caso los federales eran capaces de realizar las peores atrocidades sólo por alcanzar sus objetivos. Mientras que los unitarios, que buscaban lo mismo que los federales, lo hacían de una forma más diplomática, pacífica. El hecho que utilice, además de literal, simbólicamente la palabra matadero, para visualizar la decadencia en que se habían convertido lo federales.
En la actualidad, quizás no se comentan las mismas atrocidades (aunque no estamos extremadamente lejos), pero se cometen una de acciones que son vergonzosas, denigrantes y humillantes. Si no lo crees sólo basta con mirar y hablar a una persona que sea extremadamente fanática en temas política para entender a lo que El Matadero se refiere. Debemos aprender de los errores que se presentan en el texto y ser más diplomáticos, como los unitarios. La violencia no lleva a ningún lado, la palabra no lleva hasta donde lo deseemos.
En la actualidad, quizás no se comentan las mismas atrocidades (aunque no estamos extremadamente lejos), pero se cometen una de acciones que son vergonzosas, denigrantes y humillantes. Si no lo crees sólo basta con mirar y hablar a una persona que sea extremadamente fanática en temas política para entender a lo que El Matadero se refiere. Debemos aprender de los errores que se presentan en el texto y ser más diplomáticos, como los unitarios. La violencia no lleva a ningún lado, la palabra no lleva hasta donde lo deseemos.
El Periquillo Sarniento, un modelo para la pedagogía
La obra de Joaquín Fernández de Lizardi es un modelo de lo que NO deben ser los maestros. Para todos aquellos que estemos estudiando educación, es casi necesario leerla porque nos presenta los resultados que provocan una pobre y miserable educación. Presenta unas críticas que aún, desgraciadamente, siguen latentes: hay que controlar y pulir lo que se envía a las escuelas a enseñar, porque si se sigue manteniendo a un pueblo ignorante, la sociedad va a ir cayendo en decadencia sin esperanzas, casi, de mejorar. También critica el que aunque existe un sistema educativo no sirve para nada. En la actualidad no se puede decir que no sirve para nada, pero si se puede decir que hay muchos elementos que son buen ejemplo de una buena educación.
Algunos ejemplos se esos elementos a los que nos referimos son los que educan a punta de maltrato. Como lo dice el autor “la letra con sangre entra” ésta es una de las peores filosofías que un maestro puede seguir. No importa que buen maestro sea si cree en una filosofía así. Pedagógicamente hablando, otro mal ejemplo que nos presenta el autor es el verso escrito por su primer maestro, el verso incorrecto dice: “¿Pues del Padre Celestial / fue María la hija querida? / No, había de ser concebida / sin pecado original.”, cuando en realidad él quería decir: “Pues del Padre Celestial / fue María la hija querida, / ¿no había de ser concebida / sin pecado original?”. Este es un excelente ejemplo de que si el maestro no domina lo que debe dominar, que se puede esperar de los que van buscando aprender.
***Si quieres ser un buen maestro, lee al Periquillo Sarniento***
Algunos ejemplos se esos elementos a los que nos referimos son los que educan a punta de maltrato. Como lo dice el autor “la letra con sangre entra” ésta es una de las peores filosofías que un maestro puede seguir. No importa que buen maestro sea si cree en una filosofía así. Pedagógicamente hablando, otro mal ejemplo que nos presenta el autor es el verso escrito por su primer maestro, el verso incorrecto dice: “¿Pues del Padre Celestial / fue María la hija querida? / No, había de ser concebida / sin pecado original.”, cuando en realidad él quería decir: “Pues del Padre Celestial / fue María la hija querida, / ¿no había de ser concebida / sin pecado original?”. Este es un excelente ejemplo de que si el maestro no domina lo que debe dominar, que se puede esperar de los que van buscando aprender.
***Si quieres ser un buen maestro, lee al Periquillo Sarniento***
Los infortunios de Alonso Ramírez, un baluarte histórico para Puerto Rico
Éste es un texto que navega en dos aguas, la de la crónica y la de la novela. Es considerado como una crónica porque expone en prosa la historia de una persona, Alonso Ramírez. Pero también navega en las aguas de la novela por algunos datos que presenta, como el de que los piratas, después de todo lo recompensaron. Además porque Sigüenza y Góngora, probablemente, tenía otras intenciones, crear una nueva identidad, por ejemplo cuando habla de la Virgen de Guadalupe quiere alejarse de Europa, ya que la Virgen es hispanoamericana no europea. Pero vamos a habar de lo que nos compete, de su valor histórico
Sea una crónica, o sea una novela, éste texto no deja de tener un gran valor histórico para la isla de Puerto Rico. ¿Por qué? Simple, en el texto se presenta una radiografía, cuando menos económica, sobre la situación que se vivía en la Isla. En el capítulo 1 “Motivos que tuvo para salir de su patria: Ocupaciones y viajes que hizo por la Nueva España, su asistencia en México hasta pasar a las Filipinas.” Se habla de Puerto Rico y el porqué tuvo que salir para conseguir una vida mejor.
Pero, ¿por qué es un baluarte para Puerto Rico? Aunque sea poco de lo que se hable de la Isla, se expresa y/o evidencia la crisis en la que se encontraba. Tomando en consideración la literatura existente de esa época, el texto presenta una realidad sobre Puerto Rico. Entiendo que este texto dese ser también considerado parte de la biblioteca literaria puertorriqueña porque la obra habla sobre la realidad isleña. O sea, que se debe considerar como una obra literaria puertorriqueña.
Sea una crónica, o sea una novela, éste texto no deja de tener un gran valor histórico para la isla de Puerto Rico. ¿Por qué? Simple, en el texto se presenta una radiografía, cuando menos económica, sobre la situación que se vivía en la Isla. En el capítulo 1 “Motivos que tuvo para salir de su patria: Ocupaciones y viajes que hizo por la Nueva España, su asistencia en México hasta pasar a las Filipinas.” Se habla de Puerto Rico y el porqué tuvo que salir para conseguir una vida mejor.
Pero, ¿por qué es un baluarte para Puerto Rico? Aunque sea poco de lo que se hable de la Isla, se expresa y/o evidencia la crisis en la que se encontraba. Tomando en consideración la literatura existente de esa época, el texto presenta una realidad sobre Puerto Rico. Entiendo que este texto dese ser también considerado parte de la biblioteca literaria puertorriqueña porque la obra habla sobre la realidad isleña. O sea, que se debe considerar como una obra literaria puertorriqueña.
jueves, 20 de noviembre de 2008
Santo y Divino Pecado por Alexis López Zayas
“Muchos practican una falsa religión,
por lo tanto, no una verdadera fe.”
Y ahí estás Tú, como todos los días, en la plaza ubicada frente a la iglesia, donde te dan de comer. Sólo que hoy hay algo diferente, hoy te encuentras acostado en el suelo frente a ella, Mirando hacia arriba, con los ojos puestos en la Cruz de la cúspide, mirándola fijamente sin parpadear. De tus ojos salen unas lágrimas...
Ella, Sara, siempre tuvo el sueño de ser madre, pero luego de aquel terrible acto, ese sueño no fue más que una pesadilla. Aquel día, cuando el médico te dijo aquellas aterradoras palabras “¡Felicidades, usted está embarazada!”. Esas palabras, esas hirientes palabras, fueron como un mortal puñal directo al corazón. Tenías veinticinco años cuando fuiste a la discoteca, que está a dos calles de la capilla. Estabas algo tomada cuando te dirigías a tu casa y allí, allí fue donde él te tomó y te hizo suya.
Él, que fue un buen hombre en su juventud, cercano a la vejez ya no lo era. Él, era un hombre de Dios, un seminarista. Dos años después de recibir los sagrados sacramentos perdió la cordura y nunca nadie supo el porqué. A pesar de su locura, encontraba en Dios a un fiel compañero que no lo abandonaba. Mas llegada la noche, se convertía en un hombre que infundía miedo.
Esa noche pasaste por la plaza frente a la capilla, él te vio, y te poseyó. Por qué lo hizo, te preguntaste toda tu vida. Pero la muerte llamó a tu puerta y te fuiste sin saber que en aquel fatídico instante, tú le recordaste a su madre. Esa que desde infante abusaba de él y de más tarde mantenía una relación pecaminosa. No obstante, ante todos eran una familia ejemplar, aunque sin padre porque ella enviudó con dos meses de embarazo.
Sara, nunca te recuperaste de ese vil acto del que fuiste víctima. Pero tu hijo no tenía la culpa de los errores del pasado. Él sólo era el resultado de ese acto. Desde niño Tú fuiste maltratado y nunca sentiste el amor materno que tanto necesitaste. Aunque siempre preguntaste, nunca supiste quién fue tu padre, a pesar de ser él. Tu madre siempre procuró hacerte sentir odiado por ella, pese a todo lo que hacías para agradarla. Ella se enojaba contigo porque eras el recuerdo de quién nunca conociste. Con la muerte de tu madre, siendo Tú un adolescente, quedaste sólo. Debido a tu agresividad, –la misma que tenía tu padre en las noches– nadie quiso hacerse cargo de ti. Desde entonces, tuviste que vivir en las calles.
Poco a poco, Tú te fuiste consumiendo en las inmundicias que en las calles encontrabas. Comenzaste a utilizar drogas, pero la falta de dinero te obligó a abandonar el vicio antes de serlo. Sientes tanto odio hacia ti mismo que ni siquiera puedes prostituirte; no eres capaz de complacer a nadie. Los cristianos del pueblo conocen tu historia y tu origen, pero no te las han querido revelar porque eres hijo del pecado. Sin embargo, sienten lástima de ti y te AYUDAN con migajas, las mismas con las que se alimenta a un perro de la calle. Ellos, tan RELIGIOSOS, nunca hicieron nada por sacarte de la vida que tu madre te dio, trastornada por aquel pecado, un pecado cometido por el antiguo sacerdote del pueblo.
Tú nunca asististe a la iglesia debido a los cuentos que tu madre solía contarte. Lo que Tú nunca supiste es que tu madre odiaba tanto la iglesia porque fue allí, fue allí donde él la poseyó. Allí, en la entrada de ese lugar.
Ahora que eres un joven, ahí estás, ahí te la pasas el día entero. Mirando ese lugar del que tanto tu madre renegaba y que tanto miedo te infundió. Tú no sabes por qué en ese lugar te sientes tan SEGURO, como en casa. No sabes, Tú no sabes qué buscas, si es que algo buscas, pero ahí estás todo el día, esperando que llegue. Siempre, durante un día en particular –no sabes cuál–, las personas entran en ese lugar y te miran, unos con desprecio y otros con lástima. Pero nadie, como siempre, nadie se acerca a ti. Todos los días cuando despiertas hay cerca de ti un plato con comida; otro en la noche. Tú sabes que es aquel hombre que siempre viste de negro quien te alimenta. Pero ahí estás todos los días; estando sin estar, viviendo sin vivir.
Tus días transcurren en la locura total, haciendo cosas ilógicas y sin sentido, según la percepción de quienes te observan. Pero para ti, eso no importa. Lames tus manos antes de comer y siempre que llueve te quitas la ropa, te quedas desnudo, la colocas en aquel tubo donde se moja hasta que para de llover. Entonces, vuelves a ponértela y sigues con TUS RUTINAS. Durante casi tres horas, te sientas en una cerca, donde ves a la gente pasar. No dices una sola palabra, sólo miras, al final te vas para continuar con tus demás DEBERES, esos deberes tan irracionales para todos.
Durante las noches te dedicas a asustar a las personas, a gritarles y a lanzarles lo primero que llegue a tus manos. En ocasiones, cuando alguien te ataca, aunque en verdad sólo se defiende, respondes con una violencia extraordinaria. Por eso es que las personas no se acercan a ti y que en las noches evitan pasar por la plaza. Así transcurren tus noches hasta el momento en que el sueño te invade, te vas a tu esquina al lado de la iglesia y duermes hasta el próximo día.
Esta noche hay algo diferente. Frente a la plaza hay mucho bullicio, un bullicio que te carcome las entrañas. Esa mañana había llegado un autobús lleno de universitarios para celebrar el receso de verano. En la noche organizaron una fiesta y Tú comenzaste a atacarlos, sólo que esta vez mucho más violento que de costumbre. Uno de los universitarios se alteró, a causa de tus ataques, así que te agredió.
Hoy, luego de haberse puesto el alba, ahí estás Tú acostado en el suelo frente a la iglesia, mirando hacia arriba con lágrimas que salen de tus ojos. Hoy hay algo diferente, algo que en años no te ha pasado. Todo el pueblo está cerca de ti, está a tu alrededor, mirándote con asombro. Mientras, algunos comentan: “Era igual que él, que su padre. Era un atormentado que nadie sabe por qué lo fue.” Con asombro te miran, pero nadie se lamenta ni se inmuta por lo que ve.
Y ahí estás, mirando fijamente esa Cruz, esa cruz a la que tanto le has temido, mirándola helado.
por lo tanto, no una verdadera fe.”
Y ahí estás Tú, como todos los días, en la plaza ubicada frente a la iglesia, donde te dan de comer. Sólo que hoy hay algo diferente, hoy te encuentras acostado en el suelo frente a ella, Mirando hacia arriba, con los ojos puestos en la Cruz de la cúspide, mirándola fijamente sin parpadear. De tus ojos salen unas lágrimas...
Ella, Sara, siempre tuvo el sueño de ser madre, pero luego de aquel terrible acto, ese sueño no fue más que una pesadilla. Aquel día, cuando el médico te dijo aquellas aterradoras palabras “¡Felicidades, usted está embarazada!”. Esas palabras, esas hirientes palabras, fueron como un mortal puñal directo al corazón. Tenías veinticinco años cuando fuiste a la discoteca, que está a dos calles de la capilla. Estabas algo tomada cuando te dirigías a tu casa y allí, allí fue donde él te tomó y te hizo suya.
Él, que fue un buen hombre en su juventud, cercano a la vejez ya no lo era. Él, era un hombre de Dios, un seminarista. Dos años después de recibir los sagrados sacramentos perdió la cordura y nunca nadie supo el porqué. A pesar de su locura, encontraba en Dios a un fiel compañero que no lo abandonaba. Mas llegada la noche, se convertía en un hombre que infundía miedo.
Esa noche pasaste por la plaza frente a la capilla, él te vio, y te poseyó. Por qué lo hizo, te preguntaste toda tu vida. Pero la muerte llamó a tu puerta y te fuiste sin saber que en aquel fatídico instante, tú le recordaste a su madre. Esa que desde infante abusaba de él y de más tarde mantenía una relación pecaminosa. No obstante, ante todos eran una familia ejemplar, aunque sin padre porque ella enviudó con dos meses de embarazo.
Sara, nunca te recuperaste de ese vil acto del que fuiste víctima. Pero tu hijo no tenía la culpa de los errores del pasado. Él sólo era el resultado de ese acto. Desde niño Tú fuiste maltratado y nunca sentiste el amor materno que tanto necesitaste. Aunque siempre preguntaste, nunca supiste quién fue tu padre, a pesar de ser él. Tu madre siempre procuró hacerte sentir odiado por ella, pese a todo lo que hacías para agradarla. Ella se enojaba contigo porque eras el recuerdo de quién nunca conociste. Con la muerte de tu madre, siendo Tú un adolescente, quedaste sólo. Debido a tu agresividad, –la misma que tenía tu padre en las noches– nadie quiso hacerse cargo de ti. Desde entonces, tuviste que vivir en las calles.
Poco a poco, Tú te fuiste consumiendo en las inmundicias que en las calles encontrabas. Comenzaste a utilizar drogas, pero la falta de dinero te obligó a abandonar el vicio antes de serlo. Sientes tanto odio hacia ti mismo que ni siquiera puedes prostituirte; no eres capaz de complacer a nadie. Los cristianos del pueblo conocen tu historia y tu origen, pero no te las han querido revelar porque eres hijo del pecado. Sin embargo, sienten lástima de ti y te AYUDAN con migajas, las mismas con las que se alimenta a un perro de la calle. Ellos, tan RELIGIOSOS, nunca hicieron nada por sacarte de la vida que tu madre te dio, trastornada por aquel pecado, un pecado cometido por el antiguo sacerdote del pueblo.
Tú nunca asististe a la iglesia debido a los cuentos que tu madre solía contarte. Lo que Tú nunca supiste es que tu madre odiaba tanto la iglesia porque fue allí, fue allí donde él la poseyó. Allí, en la entrada de ese lugar.
Ahora que eres un joven, ahí estás, ahí te la pasas el día entero. Mirando ese lugar del que tanto tu madre renegaba y que tanto miedo te infundió. Tú no sabes por qué en ese lugar te sientes tan SEGURO, como en casa. No sabes, Tú no sabes qué buscas, si es que algo buscas, pero ahí estás todo el día, esperando que llegue. Siempre, durante un día en particular –no sabes cuál–, las personas entran en ese lugar y te miran, unos con desprecio y otros con lástima. Pero nadie, como siempre, nadie se acerca a ti. Todos los días cuando despiertas hay cerca de ti un plato con comida; otro en la noche. Tú sabes que es aquel hombre que siempre viste de negro quien te alimenta. Pero ahí estás todos los días; estando sin estar, viviendo sin vivir.
Tus días transcurren en la locura total, haciendo cosas ilógicas y sin sentido, según la percepción de quienes te observan. Pero para ti, eso no importa. Lames tus manos antes de comer y siempre que llueve te quitas la ropa, te quedas desnudo, la colocas en aquel tubo donde se moja hasta que para de llover. Entonces, vuelves a ponértela y sigues con TUS RUTINAS. Durante casi tres horas, te sientas en una cerca, donde ves a la gente pasar. No dices una sola palabra, sólo miras, al final te vas para continuar con tus demás DEBERES, esos deberes tan irracionales para todos.
Durante las noches te dedicas a asustar a las personas, a gritarles y a lanzarles lo primero que llegue a tus manos. En ocasiones, cuando alguien te ataca, aunque en verdad sólo se defiende, respondes con una violencia extraordinaria. Por eso es que las personas no se acercan a ti y que en las noches evitan pasar por la plaza. Así transcurren tus noches hasta el momento en que el sueño te invade, te vas a tu esquina al lado de la iglesia y duermes hasta el próximo día.
Esta noche hay algo diferente. Frente a la plaza hay mucho bullicio, un bullicio que te carcome las entrañas. Esa mañana había llegado un autobús lleno de universitarios para celebrar el receso de verano. En la noche organizaron una fiesta y Tú comenzaste a atacarlos, sólo que esta vez mucho más violento que de costumbre. Uno de los universitarios se alteró, a causa de tus ataques, así que te agredió.
Hoy, luego de haberse puesto el alba, ahí estás Tú acostado en el suelo frente a la iglesia, mirando hacia arriba con lágrimas que salen de tus ojos. Hoy hay algo diferente, algo que en años no te ha pasado. Todo el pueblo está cerca de ti, está a tu alrededor, mirándote con asombro. Mientras, algunos comentan: “Era igual que él, que su padre. Era un atormentado que nadie sabe por qué lo fue.” Con asombro te miran, pero nadie se lamenta ni se inmuta por lo que ve.
Y ahí estás, mirando fijamente esa Cruz, esa cruz a la que tanto le has temido, mirándola helado.
lunes, 27 de octubre de 2008
El porqué de la subjetividad en la Brevísima relación de la destrucción de las Indias Occidentales
(Una doble lectura entre Ollantay y la política puertorriqueña)
La Brevísima relación de la destrucción de las Indias Occidentales es un documento en el que fray Bartolomé de las Casas plantea una serie de quejas en contra del maltrato hacia los pobladores originales de las Indias, pero de una manera subjetiva. A pesar de que el documento es valioso para las comunidades indígenas, también provocó conflictos con colonizadores y trajo posteriores consecuencias negativas.
El documento de las Casas, describe crudamente el trato que recibían los indígenas por parte de los colonos debida a la llamada “colonización evangelizadora”. Esta colonización se amparaba en la evangelización para justificar el abuso al que eran sometidos los aborígenes de las tierras conquistadas.
Por tal razón, el fraile dominico Bartolomé de las Casas redactó su Brevísima. Con ella consiguió denunciar todas las crueldades a las que eran sometidos los aborígenes desde una perspectiva personal, ya que él era testigo de lo que denunciaba.
Sin embargo, al autor cayó en escrito de carácter subjetivo, por el cual fue muy criticado. Esa subjetividad recae en su interés y/o preocupación por los indígenas, lo que lo lleva a plagar el documento de exageraciones que evidencian un interés personal más allá del de denunciar. A pesar de tener una buena intención, ya que el autor creía en la colonización pacífica. ¿Cómo? Propiciando de manera pacífica el acercamiento a los indios que, conservando plenamente su libertad, escucharían la predicación del Evangelio. Esta idea surgió luego de que renunciara a su encomienda por razones de conciencia.
Pero, qué tipo de exageraciones es en las que cae el autor. Éstas son de carácter social, Bartolomé de las Casas presenta a una sociedad indígena demasiado pacífica e incluso hasta sumisa ante los españoles:
Todos ayuntados e juntos en el patio con otras gentes que a vueltas estaban,
pónense a las puertas del patio españoles armados que guardasen y todos los
demás echan mano a sus espadas y meten a espada y a lanzadas todas aquellas
ovejas, que uno ni ninguno pudo escaparse que no fuese trucidado. A cabo de dos
o tres días saltan muchos indios vivos, llenos de sangre, que se habían
escondido e amparado debajo de los muertos (como eran tantos); iban llorando
ante los españoles pidiendo misericordia, que no los matasen. De los cuales
ninguna misericordia ni compasión hubieron, antes así como salían los hacían
pedazos.
Si es muy probable que muchos indios sintieran temor de los colonos pero no al punto de llorar y suplicarles por sus vidas. No es un dato muy confiable, más cuando se conoce que las culturas indígenas mexicanas no eran tan pacíficas como el fraile dominico los “pinta”.
Es admirable como enlaza sus comentarios subjetivos con otros objetivos, aunque estos últimos sufran de cierta incredulidad: “Pero los españoles, a quien no se les ampara nada, mayormente en estas gentes desarmadas, pusieron fuego al templo e allí los quemaron dando voces: "¡Oh, malos hombres! ¿Qué os hemos hecho?, ¿porqué nos matáis? ¡Andad, que a Méjico iréis, donde nuestro universal señor Motenzuma de vosotros nos hará venganza!"”. El principio del fragmento posee matices objetivos, al igual que el final, en el que las víctimas vaticinan la venganza por parte de su líder. Esa incredulidad en lo objetivo se nota en las palabras de los indígenas, donde el autor presenta a una sociedad que posee el mismo vocabulario que un español. Pero, el medio es subjetivo, porque es dudoso que los indígenas les cuestionen sus actos, haciéndolos parecer unas criaturas demasiado sumisas.
Esta subjetividad esta sustentada en el interés que el fraile sentía hacia los pobladores originales. Ese interés está documentado con muchas de las acciones hechas por el dominico: el 20 de noviembre de 1542 se dieron a conocer las Leyes Nuevas. En ellas se prohibía la esclavitud de los indios, se ordenaba además que todos quedaran libres de los encomenderos y fueran puestos bajo la protección directa de la Corona. Se disponía además que, en lo concerniente a la penetración en tierras hasta entonces no exploradas, debían participar siempre dos religiosos que vigilarían que los contactos con los indios se llevaran a cabo en forma pacífica dando lugar al diálogo que propiciara su conversión.
Es muy comprensible que el fraile dominico Bartolomé de las Casas redactara un documento así, aún tan subjetivo y exagerado, para liberar a una comunidad más débil. Pero es un acto hipócrita del autor. Si por un lado liberó a una comunidad, la indígena, provocó la esclavización de otra, la africana. Esta esclavitud durante centenares ha sufrido los embates de la esclavitud; sufriendo hasta de la discriminación racial que aún sigue imperando por el mundo.
Sin embargo –excluyendo el dato de la esclavitud africana– hay que reconocer que Fray Bartolomé de las Casas, haciendo uso de su gran genio creativo (utilizando exageraciones, hasta demasiado obvias), creó una obra con la que deja de manifiesto claramente un mensaje: “No se pueden tratar estas culturas de manera tiránica ni violenta, pacíficamente se puede conseguir mucho más y con mejores resultados”. Pero, no sólo envía un mensaje, sino también una crítica a su patria, España. El dominico critica que los colonos utilicen y abusen de los pueblos indígenas como si no fueran criaturas humanas, sino como fieras; que la Nación no tome cartas en el asunto y patrocine –o no castigue– esas barbaridades.
Entiendo que la obra del fraile dominico Bartolomé de las Casas, a pesar de ser muy controvertida desde su época hasta el presente y de la subjetividad en que fue compuesta, es de una excelente calidad y humanística. El padre las Casas es un autor que supo cómo escribir una obra que sobrepasa las fronteras de lugar y tiempo porque si la analizamos desde una perspectiva actual, buscando una doble lectura, se podría hablar de una tiranía en contra de, por ejemplo, personas enfermas de alguna enfermedad venérea. Es una obra excelente para analizar desde muchos puntos de vista, o sea, no se debe ver sólo desde el punto de vista histórico, sino desde otros ámbitos, especialmente modernos, en los cuales podamos, al igual que en la época de su publicación, cambiar nuestra perspectiva sobre algún determinado asunto.
miércoles, 15 de octubre de 2008
El Popol-Vuh, la importancia y preservación de la palabra
Ésta obra sobrevivió escondida, refugiada de las inclemencias y de la mano del hombre. Los pueblos maya para conservarla, oralmente, preservaron el idioma, para enterderlo, y la ubicación del lugar donde se encontraba el texto. En el siglo XVII, el sacerdote dominico Fray Francisco Ximénez fue el encargado de traducir el texto al español. Fue gracias a su interés por la cultura e idioma del pueblo maya que se ganó el respeto y confianza del pueblo para ésta sagrada misión.
En el Popol-Vuh se presenta la importancia de salvaguardar el lenguaje (la palabra). El mejor ejemplo de ello son las varias ocasiones en que los dioses crearon al ser humano para ser adorados por medio de la palabra, pero al principio no tuvieron éxito hasta que el hombre es creado a base de maíz. Para los mayas la palabra es un arte divino, la palabra tiene fuerza y un inmenso poder.
La obra de los mayas, Popol-Vuh, nos presenta la importancia que tiene la palabra para el hombre. En estos tiempos que vivimos, donde la rapidez es primordial, es de mucho valor y pertinencia el mensaje que nos envía el texto. Es triste ver como nuestro idioma materno se va perdiendo con los neologismos y tecnicismos que son tan utilizados, especialmente entre la juventud. Es lamentable leer un texto de un adolescente que está plagado del vocabulario utilizado por ellos, por ejemplo el utilizado para "chatear" o el utilizado para enviar mensajes de texto, donde no importa la lengua sino la rapidez con que se envíe el mensaje, sin importar los errores que se cometan. La lengua nos identifica como pueblo y nos otorga una cultura única, por lo tanto debemos conservar y preservar nuestra lengua. Si perdemos la lengua materna, perdemos nuestra cultura.
En el Popol-Vuh se presenta la importancia de salvaguardar el lenguaje (la palabra). El mejor ejemplo de ello son las varias ocasiones en que los dioses crearon al ser humano para ser adorados por medio de la palabra, pero al principio no tuvieron éxito hasta que el hombre es creado a base de maíz. Para los mayas la palabra es un arte divino, la palabra tiene fuerza y un inmenso poder.
La obra de los mayas, Popol-Vuh, nos presenta la importancia que tiene la palabra para el hombre. En estos tiempos que vivimos, donde la rapidez es primordial, es de mucho valor y pertinencia el mensaje que nos envía el texto. Es triste ver como nuestro idioma materno se va perdiendo con los neologismos y tecnicismos que son tan utilizados, especialmente entre la juventud. Es lamentable leer un texto de un adolescente que está plagado del vocabulario utilizado por ellos, por ejemplo el utilizado para "chatear" o el utilizado para enviar mensajes de texto, donde no importa la lengua sino la rapidez con que se envíe el mensaje, sin importar los errores que se cometan. La lengua nos identifica como pueblo y nos otorga una cultura única, por lo tanto debemos conservar y preservar nuestra lengua. Si perdemos la lengua materna, perdemos nuestra cultura.
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